Al tomar la decisión de ordenar sus finanzas, todos se preguntan por dónde arrancar. Y aunque puede resultar difícil, la opción obvia es comenzar a reducir los gastos que hacen que el dinero se desaparezca sin que usted se dé cuenta.
El primer paso es aprender a distinguir entre una necesidad y un deseo. Algunas de las cosas por las que usted paga son necesarias para vivir.
Entre éstas se encuentran la vivienda, las comidas y la ropa. Y dependiendo de la etapa de la vida en la que se encuentre, van apareciendo distintas necesidades. Por ejemplo, cuando niños pensamos que no podemos vivir sin una bicicleta o un juguete, cuando jóvenes sin ir a la universidad y cuando adultos sin un carro propio.
La clave es definir cuánto está dispuesto a pagar para satisfacer las necesidades que tiene, para esto tenga en cuenta el dinero que realmente tiene disponible y el beneficio que cada cosa le genere.
Sin embargo, no todos los gastos que usted hace a diario satisfacen una necesidad. Normalmente, las personas destinan una suma significativa de sus ingresos a pagar gastos discrecionales que simplemente se destinan a algo que quieren, pero que no necesitan.Todos podemos vivir sin comprar el último televisor o videojuego, sin salir a comer todos los días por fuera de la casa o sin tener una finca de recreo, pero sería muy difícil hacerlo sin tener una casa donde vivir o que comer. Esa es la diferencia entre un deseo y una necesidad.
El segundo paso para ordenar y tomar el control de sus finanzas personales es empezar a reducir los gastos discrecionales y después, ajustar los gastos necesarios.
Para hacer este ejercicio, vale la pena que se pregunte cuánto dinero gasta en café, taxis, comidas, salón de belleza, entre otros. Seguramente estos gastos le «quitan» una buena tajada de su dinero todos los meses. Aquí les damos algunos ejemplos.
Salir a tomar café todos los días le cuesta en promedio $60.000 al mes y $720.000 al año, dinero que le serviría para pagar mensualmente la factura de internet de su casa, un pasaje ida y vuelta a San Andrés en un fin de semana, o un computador portátil nuevo.
Mientras que alguien que todos los viernes se tome cinco cervezas después de salir del trabajo se gasta mensualmente cerca de $50.000, que son $600.000 en un año.Por eso, antes de incurrir en este tipo de gastos, es recomendable hacer un balance sobre los beneficios y desventajas que cada decisión genera sobre su economía.