Cuando hablamos de desarrollo en los países es imposible no hablar en el proceso de las crisis económicas que pueden afectar o beneficiar el crecimiento de un país y las acciones que, en el proceso pueden beneficiarnos a todos, en economía estas acciones o políticas son conocidas como las políticas pro-cíclicas y contra-cíclicas.
Revisemos en Saber Más, Ser Más en qué consisten estas políticas y cómo se han aplicado en momentos de crisis como la de 2008 o la generada por el COVID-19.
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Las políticas contra-cíclicas
El Banco Mundial califica esta variable como la más recomendable en su uso. Esta política económica tiene como objetivo suavizar las fluctuaciones o movimientos, que son propios de cualquier economía, con la reducción se busca que el crecimiento económico sea prolongado y estable y la contracción o caída no afecte la calidad de vida del país y sea lo más corta posible.
Es un ciclo porque, como sabemos la economía se mueve a pasos agigantados e impredecibles, cuando se implementa la política contra-cíclica en fase de expansión podemos ver cambios en los ingresos y financiamiento, en el incremento de las contribuciones de los agentes económicos y en la reducción de pasivos.
Por otra parte, el gasto se verá en el aumento de inversiones o gastos para producir bienes y servicios. El fin de esta política es generar una base de ahorro sólida y una posición financiera estable que permita encarar la cara “menos amable” o contractiva del ciclo con mayor solvencia.
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En pocas palabras…
Cuando el país entra en periodo de recesión y aplica políticas contra-cíclicas este puede permitirse reducir los impuestos para así motivar el consumo; asimismo, puede implementar o propulsar iniciativas de aumento del gasto público, para contrarrestar la caída de la demanda; que asegure una recuperación económica rápida y dinámica.
El ciclo se repetirá de nuevo y el país, en tiempos de abundancia, ahorrará y será prudente con las inversiones.
Las políticas pro-cíclicas
Por otra parte están las políticas pro-cíclicas que, contrario a las políticas que vimos anteriormente (contra-cíclicas), tienen un efecto no tan positivo en el país que las aplique.
Estas medidas o la respuesta de los gobiernos en estos casos “van en línea con el ciclo económico” del país, es decir, el país que las aplica gasta más e invierte menos en periodos de crecimiento económico y reduce el gasto e incrementa increíblemente los impuestos en tiempos de recesión.
Analistas establecen que este tipo de políticas que van en línea con el momento económico del país generan desbalance y falta de control en el gasto público y presupuesto de los países, tales efectos se suelen ver en el PIB. Por lo general, son los países más pobres o en vía de desarrollo los que suelen aplicar estas políticas en el mundo.
Ambas políticas en un ejemplo
En un ejemplo sencillo ambas políticas podríamos aplicarlas a cuando nuestros padres nos daban dinero cuando éramos pequeños, una política contra-cíclica entraría en juego si decidimos guardar el dinero “por si las moscas”, gastar un porcentaje pequeño, porque claro, teníamos dinero y hay que hacer la inversión en dulces.
Guardar un porcentaje del dinero, además de crearnos el hábito del ahorro, nos ayudaba a prepararnos en caso de que nuestros padres dejaran de darnos la mesada.
En cambio, si recibimos el dinero e íbamos directo a la dulcería a gastar todo el dinero en dulces tendríamos que esperar más tiempo a recibir dinero de nuevo y no podríamos comprar dulces tan seguido: esta es la política pro-cíclica.
Políticas contra-cíclicas en América Latina
De acuerdo con el Banco Mundial el 60% de los países de América Latina y el Caribe usaba políticas pro-cíclicas antes de la crisis económica de 2008 – es decir, de 1970 a 2008 –. La crisis llegó y este porcentaje se redujo a un 42% hasta 2016. Sin embargo, la pandemia del coronavirus llegó ¿Qué retos ha planteado el COVID-19 frente a cambios de políticas económicas?
Políticas económicas y la pandemia del COVID-19
Bueno, de acuerdo con el BID los países de la región: “deben tener un plan fiscal y monetario para potenciales rebrotes de la pandemia, para ello, se debe considerar poner en marcha políticas contra-cíclicas y acceder a mercados internacionales de capitales para obtener recursos financieros, y usar estas medidas en caso de que se vuelvan a requerir”.
El Banco Interamericano de Desarrollo añade también que, la implementación de políticas contra-cíclicas en los países de América Latina y el Caribe permitirá priorizar finalmente a los más desfavorecidos, estos proyectos “anti-cíclicos” deben asegurarse de generar “empleo e inversión, como infraestructura, construcción, en especial vivienda de interés social, garantizarán regresar a finanzas públicas sanas más rápido por posterior recaudación fiscal”.
Con ello, incluso en medio de la crisis, se puede apoyar a la superación de la pobreza (en todas sus caras) y la desigualdad, así como llevar a que la mayoría de los ciudadanos viva por fin en condiciones dignas.
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