La satisfacción y felicidad de muchos cuando se sale de una tienda con las manos llenas de paquetes es indescriptible, sensación que lo puede llevar a caer en una «adicción» de comprar y comprar.
Este comportamiento poco a poco va haciendo que el dinero se esfume y sin darse cuenta, genera un déficit en sus finanzas.Si usted es de los que compra por comprar y sólo quiere calmar ansias, deténgase dos minutos y pregúntese:
¿En realidad quiere o necesita lo que está comprando?
Aprenda a clasificar cuáles son las necesidades reales y simples. No se acostumbre a ver vitrinas en centros comerciales y decir «me lo compro, lo necesito». ¡Mantenga la calma! tómese su tiempo y piense que si hace pocos minutos no sabía que eso existía ¿por qué ahora es tan necesario tenerlo?¿Qué uso tendrá?
Sea honesto consigo mismo: ¿Cuántas veces no ha comprado algo porque pensó que estaba barato, aunque no estuviera convencido de que realmente le gustaba o le quedaba bien? Evite gastar dinero pensando en que tiene que aprovechar determinada promoción.
¿Puede pagar o adquirir el producto?
Esta pregunta es elemental y primordial, ya que puede ver un producto que realmente necesita, pero si en ese momento no tiene dinero para comprarlo lo mejor es esperar unos días más hasta reunir el dinero necesario y luego comprarlo; salvo que se trate de temas de salud o algo de suma urgencia, aguántese hasta la quincena.
¿Es una inversión o un gusto?
La respuesta a este interrogante es clave para establecer si lo que está comprando es en realidad un gasto o es algo que le va a traer más dinero en un futuro. Aspectos como una maestría o cualquier estudio pueden ser considerados una buena inversión, dado los posibles resultados a corto plazo.
¿Le va a traer un ahorro a largo plazo?
Si de plano la compra no le va a traer ingresos en el futuro, pregúntese si por lo menos va a implicar un ahorro a largo plazo. Por ejemplo, la compra de un carro más caro que otro: si la opción A resulta más barata pero también genera mayores gastos de combustible, irse por la opción B, en la que gasta más en este momento pero menos en el largo plazo, puede valer la pena.
Tenga presente siempre hacer compras inteligentes, sin malgastar el dinero en cosas que realmente no necesita y de las cuales se va a olvidar o las va a desechar en pocos días.