Luego de que los delincuentes roban sus elementos de valor, los rotan entre los integrantes de la banda para que las autoridades no los encuentren, ni los incriminen.

El grupo delincuencial hace un estudio previo de las víctimas, con información suministrada por terceros, para encontrar el momento adecuado de abordar a la persona y robar. El delincuente obliga al habitante de la casa a ingresar a la residencia para que le dé información sobre la ubicación de los elementos de valor, y posteriormente los hurta.

Cuando la víctima se desplaza en su vehículo por una vía pública poco transitada es interceptada por el grupo de "bandidos" e intimidada, para ser despojada de su carro.

Son los usuarios del sistema financiero los que resultan afectados. Los delincuentes inician un proceso de selección del usuario, para lo cual ubican a uno de los integrantes de la banda a las afueras o dentro de las instalaciones de la sucursal bancaria, posterior a esto realizan la marcación -identificación plena de la víctima-, para posteriormente seguirla y abordarla en un lugar donde sea vulnerable para concluir el delito.